Paisajes de Otoño [I]

Para muchos el Otoño es la estación mas deprimente y triste del año, un entretiempo raro entre el calor del verano y el frío intenso del invierno, sin embargo como no nos queda otro remedio hay que empezar a ver la cara positiva de esta época y uno de esos motivos es el colorido de paisajes que tenemos en el momento otoñal. Para los que tenemos la suerte de vivir en el Norte en la zona de bosque atlántico caducifolio es un verdadero placer para la vista poder disfrutar de los colores parduzcos que nos proporcionan los paisajes de arboleda a tan sólo diez minutos de la ciudad, no quiero quitarle ningún mérito a otros lugares de España pero comprenderéis que es en esta región donde el cambio de estación es más acusado.

Pues bien, con este motivo comienzo un ciclo a la manera que hice con el tema de las playas, intentaré tocar un poco de cada sitio con la firme esperanza de que descubráis algún lugar cercano que visitar o de la misma manera recomendéis algún otro que merezca una escapada.

Monte Perdido - Huesca - Los bosques pirenaicos de este parque nacional despliegan en Otoño la variedad cromática de ocres, rojos y amarillos que anuncian la llegada del frío. Los pueblos de Bielsa en el Este y Torla, en el Oeste son los principales accesos a esta reserva, dominada por el macizo del Monte Perdido. Entre sus arboledas más frondosas destacan la del valle de Pineta y la floresta que limita el río Arazas.

Parque Natural de Somiedo - Asturias - Hasta la llegada del turismo, la ganadería extensiva fue la única actividad económica en Somiedo, y aún solo durante los meses veraniegos, cuando los pastores llevaban sus rebaños a los pastos de altura. Este aislamiento ha preservado un paisaje agreste, de una belleza salvaje, que se adorna con su expresión más estética cuando los bosques empiezan a mudar sus hojas para adaptarse al rigor invernal, bajo la atenta mirada de las cabañas tradicionales de pastores, los teitos.

Sierra de la Demanda - La Rioja - En estas montañas repartidas por la Rioja y Burgos, el agua y el vino llegan a fundirse. Agua hay en cantidad en esta región, ya que sus alturas son divisorias entre el Ebro y el Duero y dan partida de nacimiento a ríos como el Arlanza,y el Nájera, aguas que ayudan a regar las viñas que trepan por las laderas de las reputadas bodegas riojanas.

Foz de Arbayún - Navarra - La enorme profundidad del tajo en el río Salazar de cuatrocientos metros, dificulta el acceso del sol al cauce fluvial. Como consecuencia, éste permanece siempre con temperaturas inferiores y mayores niveles de humedad que los de sus alturas. Un tupido bosque de tilos, arces y avellanos se aferra a ese microclima y dibuja una serpiente verde de seis kilómetros de longitud, que resalta entre el gris de las paredes. El cromatismo de las hojas reinventa día a día el escenario de un paisaje impresionante.

Hayedo de Tejera Negra - Guadalajara - La sierra de Ayllón fue el campo de una batalla por la supervivencia. En ella, los pinares, expansivos por su rentabilidad para la industria maderera, se enfrentaron a robes, hayas, tejos y otros árboles de crecimiento más lento. La declaración de parque natural representó un feliz armisticio y la salvación para este bosque único en el centro de la península. La presencia de pueblos construidos con pizarra y la existencia de iglesias románicas añade aún mas atractivo a una zona ya de por sí digna de una excursión.