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Pieter Brueghel fue un pintor flamenco del siglo XVI que en 1562 realizaría una de sus obras más oscuras y tétricas llamada El Triunfo de la Muerte. A primer golpe de vista lo que destaca son esos colores rojizos y ocres dándole un tono infernal a toda la obra. Se ha dicho que la intención de la pintura es tremendamente psicológica y moralizante, es decir un declaración de intenciones acerca de la futilidad del tiempo, de la poca importancia de los problemas humanos ya que a todos nos llegará la hora tarde o temprano.
Brueghel era un humanista influenciado por las obras de El Bosco, siguiendo la tradición flamenca de usar grandes formatos (117 cm x 162 cm) y desarrollar un sinfín de pequeños detalles en la composición, sin embargo la visión de la muerte en su caso es mucho más tétrica que el Bosco, ya que Brueghel no utiliza el cielo y el infierno cristianos.
Para representar esta idea decidió personificar a la Muerte como un enorme ejército de esqueletos destruyendo todo lo que se encuentra a su paso, mujeres, hombres y niños en un paisaje desolado sin vegetación, incluso el mar está agitado con naufragios y los faros en llamas. Es una visión casi apocalíptica influenciado por los episodios de Peste Negra que asolaron Europa en aquellos tiempos.
Nadie puede escapar de la Muerte sea cual sea su clase social, así podemos ver como en el extremo izquierdo un rey en todo su esplendor cae mientras un esqueleto le muestra el reloj de arena y otro roba su oro indicando el poco valor del dinero en la otra vida así, es un símbolo de los pecados de la avaricia y la codicia. Los monjes y religiosos son arrasados junto con los caballeros que se defienden sin éxito con la espada, vemos ya a la derecha como el bufón de la corte se esconde aterrado debajo de la mesa sin solución.
Analicemos con cuidado lo que ocurre en primer plano, podemos ver una gran batalla final con La Muerte encima de un caballo rojizo famélico, guadaña en mano, arengando a sus tropas mientras barre a los hombres en una gran masacre. Los condenados y derrotados hombres son empujados a un enorme ataúd quizás alegoría de la boca del infierno mientras son custodiados por los ejércitos del inframundo que usan como escudos tapas de madera de ataúd en una escena macabra. A la izquierda se muestra el carro de los muertos recogiendo los cráneos de los infelices mientras porta un reloj de arena y una campana simbolizando que el final de la cuenta de la vida ha llegado. Lo cierto es a mí todo esto me da una sensación de influencia de la Divina Comedia de Dante, pero repito es una opinión totalmente personal.
Si nos fijamos en el detalle de la derecha podemos ver a los esqueletos irrumpiendo en una especie de fiesta con juglares y parejas de amantes, la muerte de nuevo se burla de los placeres mundanos, del amor y de la comida. Observamos un par de enamorados ajenos al drama tocando el laúd con un esqueleto a su lado mofándose de ellos tocándolo también a su vez. Los jugadores de cartas rodeando la mesa junto con los amantes representan los pecados de la pereza, la gula y la lujuria y por ello deben ser ajusticiados.
A la izquierda vemos una pequeña charca o laguna donde hay cuerpos de muertos ahogados con su vientre hinchado mientras otros son arrojados y asesinados. Los esqueletos usan redes de pescador para atrapar a los vivos mientras otros vestidos de blanco tocan trompetas en un guiño quizás del Apocalipsis. Además en el extremo izquierdo de la obra podemos fijarnos como tañen una campana gigante oxidada.
El fondo no es menos terrible, la infantería por la derecha y caballería de la izquierda rodean sin posibilidad de escapatoria a los hombres del centro. Existe una especie de Iglesia o casa donde los esqueletos se concentran esperando para atacar.
Por doquier hay ejecuciones, horcas, decapitaciones y torturas como las ruedas usadas en los juicios a los herejes condenados por la Iglesia. A esto se suman los incendios, pillajes y expolio del cementerio, sacando los cadáveres de las tumbas que se unen al ejército de la Muerte.
Esta obra peterneció a Isabel de Farnesio, segunda esposa de Felipe V, que la tenia en el palacio de la Granja, actualmente se encuentra en exposición en el Museo del Prado en Madrid.
Hola Interstela
ResponderEliminarLa escuela flamenca no es mi favorita, precisamente por retratar de manera tan categórica toda la crudeza de una visión apocalíptica. Es evidente que lo logran.
De niña me daba miedo miedo mirarlos y ahora ya siendo adulta, me dan escalofríos.
Saludos.
Soy una enamorada de la pintura de esa escuela
ResponderEliminarUn abrazo.
Maruxa
aguante Brueghel! influyente para muchos artistas. buenísimas las imagenes!
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